Sabrá Dios que irá a pasar.
Es la madrugada.
Estaba dormida.
Pero ahora no sé porque no.
No sé si haya luna hoy.
Me remito a la ventana.
Nada.
Odio sentirte en el espacio dentro de este cuarto vacío.
Y el peso de las cosas que, por no ponernos a hablar,
nos destruyen en silencio.
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